sábado, 28 de febrero de 2015

El elemento TIERRA corresponde, en el círculo, a la proyección del centro de observación entre los cuatro puntos cardinales. Esta proyección coloca el elemento Tierra entre el Fuego, en el verano, y el Metal, en el otoño. Por lo tanto, la estación que le corresponde es el final del verano, pero todavía no es el otoño. Es lo que llamamos estación de lluvias o estío o verano indio.
El clima es suave, templado, agradable; no tenemos ni frío ni calor, nos sentimos a gusto. Por fin respiramos después de los fuertes calores. Los frutos maduros que no se han recogido caen al suelo. Se acerca el momento de llenar los graneros.
Este período corresponde a los doce días rituales durante los cuales el emperador de China, vestido de amarillo, el color del elemento Tierra, residía en el palacio central. "Si el soberano quiere animar el espacio, debe ocupar el puesto real (el centro). Desde este lugar parece animar el tiempo: ha dado un centro al año", podemos leer en los textos antiguos.
El trigrama que representa a la Tierra está relacionado con la madre que nutre, con nuestra Madre Tierra. Ella procura que todos sus hijos estén alimentados. Se halla representada por la vaca y relacionada con el vientre. Se abandona, en el sentido de que es totalmente Yin, pasiva, de ahí su apodo de "receptiva". Recibe todas la influencias de la naturaleza: los climas, los vientos, el frío, el calor, la lluvia. También es fecundada por el hombre que la labra y planta semillas. Simbólicamente, el trigrama Tierra también está vinculado con el caldero donde se cuecen los alimentos: la Tierra es el gran crisol de la vida. Representa la economía (porque la naturaleza es frugal), el ternero debajo de la vaca, la fecundidad, la forma y la multitud.
Por último, el trigrama Tierra simboliza la igualdad, porque la Tierra no tiene preferencias ni rechaza, como una buena madre con respecto a cada uno de sus hijos.
El tiempo de la Tierra es la tarde que toca su fin. En el transcurso de una vida, este elemento corresponde al final de la madurez, ese período en el que estamos en plena posesión de nuestras facultades. Su denominación es la transformación. Su energía es conciliadora. Su clima está hecho de vapores y de humedad. Su elaboración es la de enriquecer, fecundar, y su oficio es pacificar.
Esta humedad proviene de la evaporación de las primeras lluvias. Asociadas con el calor del final del verano, se transforman en vapor, en niebla. La humedad también representa las lluvias que fecundan la tierra, que la preparan a fin de producir los alimentos para todos los seres vivos.
En Medicina China. Una guía para tu bienestar.
De Yves Réquéna y Marie Borrel


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